viernes, 16 de octubre de 2009

CAPÍTULO II - Necesitamos un milagro.

Capítulo II.
"Necesitamos un milagro"
Francisco alterado esperando respuestas sobre la situación de su hermana, al salir Rafael del quirófano, sin medir palabras lo recibe con un golpe en la cara, mirándolo lleno de ira le dice: -“Me vas a explicar como fue que mi hermana que está embarazada calló por las escaleras de la casa”.
Rafael sin levantarse pone su mano sobre su cara y sin mirarlo le dice: -“Éste no es el momento, Gaby está muy mal, la están operando”.
-“¿Ah no? Sí este no es el momento entonces dime tú, ¿Cuando vas a dar la cara por lo que hiciste?, de una vez Rafael Leal te advierto, sí algo le llega a pasar a mi hermana o a mi sobrina, júralo que te voy hacer pagar cada lágrima de Gaby… Júralo”.
En ese instante llegó a la sala de espera Emma, la prima hermana de Gabriella, también embarazada, quién a pesar de haberse criado junto a su prima, desde niñas fue creciendo un sentimiento de envidia hacia Gabriella. Abrazando a Rafael corre hacia donde está el y con una toalla comienza a limpiar la sangre que se produjo debido al golpe que recibió por parte de Francisco.
-“¿Uno de ustedes me puede explicar que está pasando aquí?”. Pregunto Emma.
-“Creo que lo más lógico es que preguntes como esta tu prima”. Respondió Rafael.
-“Si, si, por eso vine, Tía Gioconda me aviso de lo que había pasado con mi primita así que vine a ver como estaba”. Respondió Emma.
Francisco con un tono irónico respondió: -“¿Pregúntale a su esposo no? A fin de cuentas es el único que sabe lo que está pasando con mi hermana”.
-“Ok Francisco, ¡YA!, suficiente tengo con todo esto como para tener que escuchar tus ironías. Después que esto termine hablamos, arreglamos, peleamos. ¡Lo que tú quieras! Pero no ahora, la salud de Gaby está antes que nada”. Dijo Rafael.
Francisco comprende las palabras de Rafael, y prefiere callar, va y toma asiento en una de las sillas.
Emma para hacer creer que toda la situación estaba afectándola, hace creer que sufre un desmayo y dice: -“¡Rafa, rafa! Sostenme.
Rafael sin notar su farsa va a auxiliarla y la acomoda sobre una silla.
Emma le dice: -“Todo esto me tiene tan preocupada, mira lo nerviosa que estoy, quiero que mi prima salga de esto lo más rápido posible.” Mientras en su corazón solo abundaban sentimientos de envidia y rencor hacía su prima deseando que ésta perdiera la criatura que llevaba en su vientre.
-“Tú estas embarazada Emma debes mantenerte al margen de todo esto y yo creo que lo mejor es que no estés aquí, en cuando sepamos algo te avisamos”. Dijo Francisco a su prima.
-“¡Claro que no! De ninguna manera, yo me quedo aquí acompañando a Rafael, bueno es decir a mi prima, ¡Hay a todos en realidad!, discúlpenme de verdad estoy muy conmocionada.” Respondió Emma ocultando su verdadero interés.
Francisco no paraba de ver su reloj, mirando cuánto tiempo había pasado. Mientras que Rafael no dejaba de pensar en sus hijas, tomó su teléfono y llamó a Elizabeth Wilhelm la mejor amiga de Gaby, la que aún no estaba enterada de la situación.
-“¿Bueno?, ¿Elizabeth?
-“Si Rafa acá estoy. ¿Cómo estás?, ¿Cómo está Gaby? Quedó en llamarme esta mañana pero no lo hizo.” Respondió Elizabeth.
-“Ehm, por eso te llamo. Es que estamos en la clínica, Gaby tuvo un accidente y ya la están atendiendo”.
-“¡No! ¿Cómo que mi amiga tuvo un accidente?, ¿Qué le paso Rafael? ¿Dime está bien?” Pregunto sorprendida Elizabeth.
-“No lo sé, pero quiero que vayas a la casa y como puedas te lleves a las niñas de ahí, con tu mamá, a un parque o a dónde sea; no quiero que estén más tiempo solas con Gioconda. Yo te explico luego, ¿Si?” Dijo Rafael a Elizabeth.
-“Claro que si Rafael sabes que cuentas conmigo, voy saliendo para allá pero dime ¿Dónde están?, ¿Cómo está Gaby?”. Preguntó Elizabeth.
David aún está operándola y no nos han dado información. Es en la Clínica Central del Norte, estoy con Francisco y Emma”.
-“¿Con Emma?, Pregunto confundida. -“Si es cierto, olvidé que por desgracia es prima de Gaby”, continuó diciendo.
-“Si, ve por mis hijas por favor, es muy importante”. Dijo Rafael con voz entrecortada.
-“Okay voy saliendo para allá, mantenme al tanto de todo, y no te preocupes Rafa, tu conoces a Gaby, ella es mucho mas fuerte de lo que todos piensan”. Respondió Elizabeth.
-“Eso quiero creer”. Y Rafael trancó la llamada.
Elizabeth llegó a la casa de la familia Torrealba Algarotti con su pequeño hijo Fabián.
Toca el timbre y abre la puerta Dulce.
-“Buenas señorita Elizabeth, pase adelante”. Saluda Dulce. Continúa diciendo: -“¿Señorita y ya le contaron lo que pasó con la señora Gaby?”
-“Sí sí, ya estoy al tanto. ¿Dónde esta Gioconda? Pregunta Elizabeth.
-“Está en el despacho señorita, ¿Le aviso que usted quiere verla?”
-“No, no tranquila, gracias. ¿Juanita está con las niñas?
-“Si señorita en el jardín, ya sabe que no se las dejan a más nadie. Respondió Dulce con un tono de altanería.
Elizabeth la mira fijamente y muy seria responde: “Por algo ha de ser… Permiso”
Repitiendo el uso del tono altanero Dulce respondió: “Propio ”.
Dulce salió corriendo hacía el despacho.
-“Disculpe Doña Gioconda, soy Dulce”.
-“¡A ver niña que quieres!, ¿Qué no ves que estoy ocupada? Respondió Gioconda mientras no paraba de revisar papel tras papel.
-“¡Hay Doña dispénseme! es que, hay como le digo. Usted sabe que yo siempre le he sido fiel y así va a ser hasta el último día que yo pase en esta casa, que no quiero que sea todavía jejeje.” Dijo Dulce.
-“¡Pero esta servidumbre de ahora! ¡No entiendo porque son tan verduleras! Al grano que no tengo toda la vida para escucharte.
Mostrándose inconforme con la reacción de Gioconda, Dulce le responde: -“La señorita Elizabeth está aquí, ya esta enterada de lo que le paso a su hija y fue al jardín dónde están sus nietas”.
-“Esa niña me va a escuchar, ya me tiene harta con lo inoportuna que es, esta es mi casa y no quiero que ponga un pie más aquí”. Gioconda salió del despacho camino al jardín dispuesta a sacar a Elizabeth de su casa.
Elizabeth llega al jardín, Giovanna y Gretel corren a abrazarla mientras que Juanita preocupada le dice: -“¡Ay Señorita! Ya no se que decirle a estas niñas” Elizabeth le responde: -“Tranquila Juanita yo hablaré con ellas pero no aquí. Ya sabes que esta casa tiene los oídos de Gioconda en todas las paredes. Rafael me llamó y me pidió que me las llevara”.
-“¡Señito Elizabeth!” ¿Pero como me va a decir semejante cosa? Yo no puedo dejar que usted se lleve a las niñas. ¡Cónchale!, ay si es verdad que La Doña me corta la cabeza y me pica en pedacitos”. Respondió Juanita.
-“Es una orden de Rafael, son sus hijas y el tiene todo el derecho de mundo de mandarlas con su tía a comer un helado, y más en estas horribles circunstancias, es lo mejor para ellas”.
-“Pero Señito, por lo que más quiera. No me haga esto”. Respondió Juanita asustada.
-“No te preocupes Juanita, yo me las arreglo con tu , Jajaja digo, con tu jefa, tranquila”. Sigue diciendo irónicamente: “No sería la primera vez”.
Accediendo a la orden que Rafael le había dado a Elizabeth Juanita Respondió:
-¡Que sea lo que Chuito quiera!, pero eso sí señorita lléveselas ahorita antes de que la Doña se de cuenta”.
-“Gracias Juanita, no estás haciendo nada malo”. Respondió Elizabeth.
-“Dios quiera señito pero ya váyase de una vez por favorcito porque si sale la Doña no me quiero imaginar la que se va a armar”.
-“Niñas despídanse de su Nana”. Las niñas se despiden de Juanita, Giovanna se acerca y le da un beso, mientras que Grettel le dice: -“¡Adiós Juanita!, te amo”, y se despidió Grettel también con un beso.
Elizabeth toma a su hijo y a las niñas y se dirige a la puerta de atrás para salir sin ser vistos por Gioconda.
Mientras tanto en la clínica todos se encontraban con los nervios de punta y Rafael sale de la sala de espera para dirigirse a la capilla de la clínica, poco antes de llegar se topa con Rossana Méndez la mujer con la que le había sido infiel a su esposa.
-“¿Qué demonios haces tú aquí?”. Le dice Rafael lleno de ira.
-“Pues vine a ver como está tu esposa, llamé a tu casa y la sirvienta me dijo que estabas aquí”. Respondió tranquilamente Rossana.
-“No tienes absolutamente nada que hacer aquí, te voy a pedir que te vayas”. Le dijo Rafael.
-“Pero que maleducado Rafael, no puedo creer. ¿Donde quedó el pacífico Rafael?, ¿El educado y decente?” Pregunto sarcásticamente Rossana.
-“No te voy a permitir tus sarcasmos aquí”. Le dijo Rafael agitándola del brazo.
-“¡Hay me estás lastimando!, ¡Suéltame!”. Grito Rossana.
Rafael la suelta y le dice con lágrimas en sus ojos: -“Nunca me pude imaginar que una noche contigo me iba a costar tanto”.
-“Ahh… ¿Una noche?, ¿Eso fui yo para ti? Jajaja una noche de copas una noche loca... Tranquilo, ya se lo que le pasó a tu Talón de Aquiles y creeme no quisiera estar en tu lugar, lastima que la santísima de tu esposita se enteró de todo.” Respondió molesta Rossana.
-“Pobre de ti si me llego a enterar que por tu culpa Gaby se enteró así de Sebastián”. Le dijo Rafael a Rossana mostrando un carácter que ella desconocía en su personalidad.
-“¿Sabes qué?, a mi no me amenazas cariño. Mi hijo no va a vivir escondido toda su vida, no sabes que pena me da, de que el estropee tus planes señor Leal, esté no es el final”. Respondió amenazante Rossana.
Rafael se queda mirándola fijamente y le dice:- “Claro que no es el final, mi esposa y mi hija estarán bien”.
-“Ojala Rafael… ojala por lo menos Dios se encargue de hacer justicia divina”. Dijo Rossana irónicamente juntando las manos y mirando hacia arriba.
-“¡No seas ridícula Rossana! Desde que supe de la existencia de Sebastián cumplí con mis responsabilidades como padre, y no puedes tener queja de eso”. Dijo Rafael a Rossana.
Rossana molesta responde a Rafael: “No pienso hablar de mi hijo contigo aquí, porque ya me di cuenta que el, es lo que menos te importa”.
-“¡Claro que me importa! Pero por ahora te voy a pedir que te vayas, no quiero que estés más aquí”. Le dijo Rafael.
Rossana no muy convencida accede y le responde: -“Ok Rafael, haré lo que me pidas, pero acuérdate que Sebastián es tan hijo tuyo como las hijas de Gabriella”.
-“Vete, déjame sólo”.
Rossana se va de la clínica y Rafael continúa caminando hasta la capilla de la clínica. Al llegar Rafael cae de rodillas sobre el suelo en frente de una imagen del Sagrado Corazón de Jesús y dijo: “Señor ya no puedo más, mi mujer y mi hija están apunto de morir, tu eres el único que puede hacer algo por ellas… No te lo pido por mi, porque sé lo mal que me portado, estoy consiente de que tu y yo no tenemos la relación más cercana pero, en nombre de mi esposa, te pido que por favor no dejes que nada malo les pase. Gaby no merece nada de esto. ¡Dios no las abandones!”. En ese momento Rafael comenzó a llorar, se levantó del suelo y se sentó en unas de las bancas de la capilla, mientras intentaba calmarse.
Mientras en la casa de la familia Torrealba Algarotti, Elizabeth pasaba por el comedor con las niñas tratando de no hacer ruido para evitar un encuentro con Gioconda.
-“¿A dónde crees que llevas a mis nietas? Pregunta Gioconda.
Elizabeth sin hacer caso a Gioconda continúa caminando. La pequeña Giovanna se detiene y le responde: -“Nos vamos abue”.
-“Vengan, vengan caminen rapidito” murmuraba Elizabeth a las niñas.
-“¡Ustedes no van a ninguna parte!” Gritó Gioconda desde la sala principal y mientras la tomaba del brazo continuó diciendo: -“Tú no eres nadie para llevarte a mis nietas, la única que tiene que irse eres tú… ve acompañar a tu amiguito después que lanzó a mi nena por las escaleras. Ya debes estar feliz”.
-“Usted no me pone un solo dedo encima vieja amargada”. Dice Elizabeth un poco exaltada luego respira profundamente para controlarse y no hacer nada que pueda dañar su plan de llevarse a las niñas y continuó diciendo: -“Pero como yo soy una mujer imparcial con principios y valores, ¿Por qué no vamos a su despacho a conversar sobre lo que me pidió Rafael? Y si usted no está recuerdo, pues no hay problema, a fin de cuentas son sus nietas”.
No muy confiada Gioconda le responde: -“No confío en ti… siempre me has parecido una mosquita muerta, pero está bien esta niña, dialogaremos, Giova, Grettel, suban a su alcoba y esperénme ahí”. Elizabeth sorprendida porque eso podría arruinar sus planes le dice un poco nerviosa a Gioconda: -“No no Gioconda tranquila, no hay porqué enviar a las niñas a subir escaleras, si no accedes que regresen al jardín con Juanita, total estaban muy contentas jugando con la casa de muñecas”. Mientras le decía esto la fue llevando lentamente hacía el despacho, al entrar Gioconda, Elizabeth le da un empujón, cierra la puerta y le recuesta una silla para evitar que Gioconda pudiera abrir. Elizabeth toca y le dice: “¿Gioconda quieres salir?”, y Gioconda responde: “¿Qué crees tu?, Ábreme la puerta, ¡Maldita oportunista!, ¡Claro que quiero salir!”. Elizabeth se ríe a carcajadas y responde: -“Bueno, salte por la ventana Jajaja”. Corre hacia donde estaban los niños y les dice: -“Vamos, vamos niños preciosos hora de irnos”. Pero en vista que las niñas no estaban muy convencidas de acompañarla ya que, estaban asustadas continúa diciéndoles: -“A ver, el que llegue de último, ¡No comerá helado!”.
Y fue así como todos corrieron hacia el garaje y Elizabeth logró sacar a las niñas de la casa. Mientras Doña Gioconda no paraba de gritar desde el despacho: -“¡Desgraciada!, ¡Ábreme!, ¡Voy a denunciarte por secuestrar a mis nietas!, ¡Abre la maldita puerta!, ¡Dulce!, ¡Juana!, ¡Ábranme!, ¿Dónde está la servidumbre de ésta casa?”. Dulce al escuchar los gritos sale corriendo a quitar la silla que estaba sobre la manilla de la puerta, abre y sale histérica Doña Gioconda reclamándole: -“Pero bueno esta niña, ¿Dónde estabas tu metida?, estoy a un paso, un paso de echarte de aquí como a un perro, no te creas que Juana está aquí por ser muy buena sirvienta. Ella es la protegida de mi hija, pero, el día que mi Gaby no esté yo misma la sacare a patadas de esta, que es mi casa”. Dijo Gioconda a Dulce completamente descontrolada y continúa diciendo: -“Busca a Omar y dile que prepare el auto, iré a la clínica inmediatamente”.
-“Ya se lo traigo Doña, espéreme tantito”.
En la clínica mientras esperaban Rafael, Francisco y Emma llegó Natalia, la esposa de Francisco.
-“Mi amor vine en cuanto me avisó la nana de las niñas”. Dice Natalia.
-“Gracias mi vida, ¿dónde dejaste a Florencia? Preguntó Francisco.
-“No te preocupes Fran, está en casa de mi mamá”.
Natalia al ver la cara de Rafael, no sigue diciendo palabra alguna y se sienta en una de las sillas, mientras se le acerca Emma y le dice murmurando:
-“¡Que cosas Nata!, yo de verdad estoy impresionadisima con todo esto… pobre de Gaby cuando sepa que su hijita que tanto esperaba se murió”.
-“¿Cómo?, ¿murió?, ¿la bebita de Gaby murió? Preguntó Natalia a todos los que estaban en la sala.
Francisco se le acercó y le dijo al oído: -“No mi vida, no ha pasado nada… no digas nada”.
Mientras esto ocurría salió el Dr. David Ferraiz del quirófano, dispuesto a dar las noticias acerca de la operación.
-“¿Qué pasó David?, dime como están.... dime que las pudiste salvar… ¡Por favor dímelo!… Preguntó Rafael desperado.
-“¡Habla ya David!, dinos algo. Dijo Francisco.
-“Okay, okay… ya todo terminó, pero… necesitamos un milagro.