sábado, 4 de julio de 2009

CAPÍTULO I - Eres mi vida.

Capítulo I.
"Eres mi vida"
Rafael encuentra a su esposa Gabriella que estaba embarazada llorando con la foto de su boda en manos, y le pregunta:
-“¿Mi amor que te pasa?, ¿Te sientes bien?, ¿Te duele algo?, ¿Vamos a la clínica?”
Gaby con lágrimas corriendo por su rostro y con los ojos hinchados responde:
-“Acabo de darme cuenta que nunca se termina de conocer al hombre con el que uno comparte su cama. Y, ¡No!, No estoy bien, me duele el alma sólo de imaginarme revolcándote en una cama con cualquier ramera”.
Rafael con voz entrecortada le dice:
-“Pero… ¡Mi amor! Gaby… ¡No sé de qué estas hablando!”
Gabriella a pesar de lo mal que se sentía respondió con una risa irónica a su marido:
-“Jajaja, claro que lo sabes. ¡Desgraciado! Tienes un hijo y no precisamente conmi…”
Al casi terminar la ultima frase a Gabriella le comenzaron las contracciones, una tras otra y cada vez se repetían con mayor frecuencia.
Rafael desesperado no sabía que hacer, ya que Gabriella comenzó a llorar y a quejarse del dolor, no aguantando mas Rafael se le acerca e intenta ayudarla pero Gabriella se niega, dándole una bofetada.
Completamente descontrolada le grita a Rafael:
-“¡Vamos súper hombre!, ¡Señor perfecto!, Admítalo, ten los suficientes pantalones para decirme en mi cara que tienes una amante. ¡Poco hombre!”
Al terminar esa última frase Gabriella sale de la habitación y al abrir la puerta se percibe de que Doña Gioconda estaba espiándolos, escuchando toda la discusión.
Gabriella le grita a su mamá: -Debes estar feliz… Puedes decirme, “Te lo dije hija”, ¡Total, ya nada importa!, Doña Gioconda responde: -“Mi nena es que yo te lo dije, ese hombre nunca sirvió, yo siempre lo supe… mira lo que te ha hecho”. Gabriella mira a su mamá y sin decirle nada corre por el pasillo y entre tanto Rafael intenta seguirla se detienen en la escalera de la casa dónde Gabriella le dice a su marido:
-“Ya Rafael, ¡ya basta! No puedo más con esto”. Al voltearse pierde el equilibrio pisando mal uno de los escalones y comienza a dar vueltas por las escaleras.
Inconsciente cae Gabriella al suelo sin mostrar ningún tipo de signos vitales.
Rafael grita desde el primer piso: “¡Gaby!”
Corre inmediatamente a donde está su esposa en el suelo mientras que Doña Gioconda comienza a gritar a toda voz: “¡Mi hija! No puede ser… ¡Mi Gaby, ¡Tú maldito pordiosero!, ¡Eres un asesino!... ¡Tu mataste a mi hija!
Luego de tomarle el pulso a su esposa Rafael, sin hacer caso omiso a las insinuaciones de su suegra llama a emergencias, y pide una ambulancia lo antes posible.
Estando Rafael en el suelo con la cabeza de su esposa entre las piernas entran corriendo a la sala mientras jugaban Giovanna y Gretel, al encontrar a sus padres sobre el suelo Gretel comenzó a llorar y fue corriendo hasta donde estaban Rafael y Gabriella y en su inocencia preguntó a su papá: -“¡Papi, mami se murió?, Rafael le responde: -“No mi amor, tu mami está durmiendo, no te asustes. Pronto va a despertar”.
Giovanna asustada fue corriendo a donde estaba su abuela, ésta la cargó y sin medir consecuencia de sus palabras le dijo al oído: -“Mi Giova preciosa, tu mami cayó en las escaleras porqué tu papá la empujó mi vida, el es malo, no te quiere a ti, ni a tu mami. Ahora tu hermanita y tu mamá se van a morir y no las vas a ver más nunca”.
La pequeña Giovanna desconsolada corrió hacia su habitación, pasó el seguro a la puerta y se sentó sobre su cama a llorar.
Mientras esto ocurría el equipo médico llegó a la casa, atendieron a Gabriella y la llevaron a la ambulancia.
Rafael se ve obligado en dejar a sus hijas con la abuela de las pequeñas Doña Gioconda, pero antes de irse en la ambulancia con su esposa, busca a la muchacha de servicio que también se desempeñaba como Nana de las niñas y le dice: -“Te voy a suplicar Juanita que por favor estés al pendiente de las niñas, tú sabes como es Gioconda, no las dejes solas con ella por nada del mundo. –“Tranquilo señor Rafael yo no me separo pero ni un momentito de las niñas, y si la Doña intenta hacer algo raro ahí si me pongo yo bien volenta”. Respondió Juanita a Rafael.
-“Violenta Juanita, violenta”. Dijo Rafael. –Jejeje hay señor usted sabe que yo si soy bien burra y a ver como hago pa’ no decir tantas burrencias y señor por favor avise cualquier cosa”.
-“Tranquila Juanita pronto aprenderás pero ya debo irme, me esperan, te encargo lo mas valioso que tengo, mis hijas. Hasta pronto.”
Después de un agitado viaje a la clínica llega Rafael con Gabriella pidiendo ayuda a los enfermeros.
-“¡Ayuda, Por favor un médico!, ¡Mi esposa tuvo un accidente!”
Los paramédicos y enfermeras corrieron en su auxilio e inmediatamente Gabriella fue internada en la clínica.
Rafael llama a su amigo de la infancia el doctor David Ferraiz.
-“¡Hermano, necesito que vengas a la clínica del norte ya! Gaby acaba de tener un accidente y no se si está bien, ¡no se como esta mi hija no se nada! Por favor David, estoy desesperado.”
-“Ok, Rafa ok, cálmate, ya estás en la clínica que es lo más importante.” Responde David.
-“¡No me pidas que me calme! ¡Cuando no se cual es el estado de mi mujer!
-David prefiere callar, tratando de comprender la situación de su amigo y dijo: -“¿En cuál clínica estás? –“Central del Norte”. Respondió Rafael.
-“Voy saliendo para allá”.
Rafael completamente desesperado sin saber que hacer llama a Francisco, el hermano menor de Gabriella, con quién no llevaba una estrecha relación. – ¡“Hola cuñado! ¿A qué debo el honor de tu llamada?”.
Rafael se limita a responderle a Francisco: -“Tienes que venir a la Clínica Central del Norte, Gaby está internada.
-“¡Ya!, ¡Va a nacer mi sobrina!, Caramba que felicidad. Pero, ¿Aún no faltaban dos meses?” Preguntó Francisco.
-“No sé Fran, los médicos no han dado ninguna respuesta, acabamos de llegar y la están atendiendo”. –“Está bien, busco a alguien para que cuide a Florencia y en veinte minutos estaré allá. Respondió Francisco. –“Gracias cuñado. Y así se despidió Rafael de Francisco. En ese momento llegó a la clínica el Dr. David Ferraiz. Luego de hacerle todos los exámenes correspondientes a Gabriella, David se acerca a la sala de espera donde se encontraba Rafael. –“¿Qué pasó David?, ¿Cómo está Gaby?, ¿La pudiste ver?, ¿Ya nació mi hija? Preguntó Rafael preocupado.
-“No Rafael, aún el parto no puede llevarse a cabo, no podemos comenzar, no en el estado en que se encuentra Gaby”. Respondió David.
-“¿En el estado?, ¿Eso quiere decir que está muy mal?
-“Lamentablemente si Rafael, el golpe le ocasionó lesiones al útero, de las que desconocemos que tanto daño le hayan podido producir a la bebe, sin dejar de lado que Gaby aún se encuentra inconsciente.”
-“¡David! No me puedes decir eso, tienes que hacer algo por ella, lo que sea hermano, lo que sea pero sálvala por favor, no dejes que se le pase nada. Sí le llega a pasar algo, yo me muero, mi esposa es todo para mi hermano y tú lo sabes.” Dijo Rafael.
-“Es una situación muy difícil para mi hacer esto pero, necesito preguntarte algo, que es muy importante.” Dijo David a Rafael.
Rafael imaginándose lo peor no pudo siquiera decir palabra alguna.
Colocando su mano sobre el hombro de Rafael, David dice:
-“No sé como decírtelo pero sí la operación que vamos a hacerle a tu esposa en un minuto no sale como espero, debemos inclinarnos a tratar de salvar a una de ellas.
-“¿Cómo?, ¿Qué me estas queriendo decir? ¿Que debo escoger a una de ellas para que la otra muera? No David, no yo no puedo decidir entre mi esposa y mi hija, ¿Qué me estas diciendo? Respondió Rafael con lágrimas en sus ojos. Tomando a David del cuello de su bata lleno de impotencia le dice: -“Te exijo que no me hagas esto, por lo que mas quieras no lo hagas.”
-“Lo primero que debes hacer es calmarte, entiendo perfectamente lo difícil que es esta situación, te hablo como aquel que durante años compartió su infancia contigo, el que te considera como su hermano. Hazme caso Rafael, por tu esposa y por tus hijas, debes pensar con claridad, no dejes que todo esto logre descontrolarte y tomes la decisión acertada.”, dijo el Dr. David.
-“¿Te das cuenta de lo que me estás diciendo? Aquí el único que debe pensar y hacer eres tú. ¡Yo no voy a decidir entre ellas así que haz algo y sálvalas!”.
-“Así no vamos a lograr nada, lo mejor es que llames a Gioconda ella es la madre de Gaby y sí tu no te calmas tengo que hablar con ella por el bienestar de las dos.”
-“¿Qué haces parado ahí? ¡Ve y atiende a mi esposa!, ¡No me digas que es lo que tengo que hacer!”. David poniéndose en el lugar de Rafael prefiere no decirle nada y entra a la habitación donde tienen a Gabriella y da la orden de pasarla al quirófano.
Luego de pasar unos minutos Rafael se encontraba sentado en la sala de espera con la desesperación y la impotencia que lo consumían minuto a minuto.
El Doctor Ferraiz sale del quirófano, llega a la sala de espera, se acerca a Rafael y le dice:
-“Ya no puedo darle mas larga a esto Rafael, ya es tiempo, Gaby tiene una hemorragia interna, tengo que operarla inmediatamente.”
Rafael controlándose mira a David y sintiendo como su vida se desmoronaba le dice: -“Está bien, salva a Gaby”. En ese momento llega una enfermera y le dice a David: -“Doctor la paciente acaba de despertar, está llamando a un tal Rafael”. David y Rafael se miran sin dejar que Rafael dijese alguna palabra David le dice: -“Hermano, ven conmigo”. El Dr. Ferraiz le pidió a la enfermera que llevara a Rafael a cambiarse rápido y que luego lo acompañara hasta el quirófano donde el lo iba a estar esperando.
Unos minutos después llego a la clínica Francisco y en la Recepción pregunta por la paciente Gabriella Torrealba.
-“Bueno, la señora Torrealba llego a la clínica hace unos minutos tras sufrir un accidente, el médico David Ferraiz la está atendiendo, es mejor que espere al doctor para que el pueda darle información, sé que ya está en quirófano.” Respondió la enferma a Francisco.
Confundido Francisco le dice: -“Señorita disculpe debe haber una confusión ahí, mi hermana llegó porque su parto se adelantó y la trajeron para que atendieran su parto, ella no tuvo ningún accidente”.
-“Bueno joven, no puedo afirmarle nada, es mejor que vaya a sala de espera y cuando el médico salga de quirófano sea el quién le diga cual es el estado de la paciente”.
Francisco respondió: “Está bien señorita, gracias”. Algo confundido se sienta en la sala de espera y llama a casa de su madre Doña Gioconda.
-“Casa de la familia Torrealba Algarotti”. Contestó Dulce, la sirvienta de la casa.
-“Habla Francisco, quiero hablar con mi madre.” Respondió Francisco.
-“¡Ay señor Francisco si usted supiera!, ¡Que tragedia tan horrible la que ha sucedido en esta casa con su hermana!, no sabe cuanto lo siento de verdad, yo me siento como de la familia.”
Francisco completamente confundido, sin entender las palabras de la inoportuna Dulce le responde: -“Quiero hablar con mi madre te dije”.
-“Está bien señor disculpe es que como todos estoy muy nerviosa, ya se la pongo a la señora.”. Corriendo por toda la casa iba Dulce llamando a Gioconda hasta que la consiguió en el despecho revisando unos documentos, y le dice: -“¡Señora, señora, su hijo quiere hablar con usted!”. Dulce se queda parada en la puerta y Gioconda le dice: -“¡Pero bueno niña muévete!, dame el teléfono.
-“¿Bueno Nene?
-“Si madre soy yo, estoy en la clínica”. Respondió Francisco.
-“Nene no sabes lo terrible que fue para mi, como pasó todo. Ver a tu hermana indefensa, a mi nena rodando por las escaleras”. Le dijo Gioconda a su hijo.
-“Mamá, Rafael me llamó y me dijo que fuera a la clínica que Gaby iba a dar a luz, explícame lo de las escaleras porque no estoy entendiendo nada”.
-Pues claro, que iba a decirte ese indigente lo que le hizo a tu hermana, ¡Ella le descubrió por completo una vida oculta!, y bueno discutieron, el comenzó a darle de jalones a mi nena, luego la empujó y cayó por las escaleras, yo intenté detenerlo pero como podía yo con ese cavernícola. Yo quería ir con tu hermana a la clínica pero me quedé cuidando a las niñas. ¡Fue horrible hijo, fue horrible! Dijo Gioconda sobreactuando la situación.
Respondió Francisco: -¿Cómo que Rafael empujó a Gaby por las escaleras?, ¿Qué estás diciendo mamá? El no es capaz de hacer semejante atrocidad.
Con una risa irónica le respondió Gioconda: -“Por los clavos de Cristo nene deja de defender a ese animal, el empujó a tu hermana porque lo descubrió, está muy claro, lo hizo para matarla y quedarse con el dinero de nuestra nena, yo soy testigo ocular y vi como ese desgraciado lanzó a mi hija por las escaleras”.
-“Rafael va a tener que explicarme todo esto y ¡Si algo le pasa a mi hermana, haré hasta lo imposible para que ese maldito se pudra en una cárcel! Tranquila mamá yo me encargaré de todo”. Dijo Francisco a su madre completamente convencido de lo que su madre le había dicho acerca del accidente de Gabriella.
-“Cuidate mucho nene, en cuanto pueda me voy a la clínica. Dios te bendiga.”
Dijo Gioconda para despedirse de su hijo, mientras que Rafael ya estaba entrando en el quirófano y al ver a su esposa sobre la cama de operaciones, sintiéndose muy mal, le dijo: -“Perdón, perdóname mi vida, perdóname Gaby, yo no quería nada de esto, sólo paso una vez mi vida y de verdad no quería, estos meses he cargado con eso y no ha sido fácil, quería decírtelo pero no encontraba el momento, siento muchísimo haberte fallado, no quería que te enteraras así. Yo tampoco sabía nada, me enteré hace poco.
Gabriella con muy pocas fuerzas y sintiéndose muy débil le pone la mano a Rafael sobre sus labios y le responde: -“Perdóname tu a mí por juzgarte, éste no es el momento de hablar de eso. Sólo quiero que nuestra bebita esté bien, que pueda nacer sana y estar con sus hermanas”.
“Yo quiero que las dos puedan estar bien, que seamos la familia más feliz del mundo.”
Dijo Rafael a su esposa.
“No digas nada, es mejor que David haga lo que tiene que hacer, y ya tendremos mucho tiempo para hablar de nosotros. Respondió Gabriella a Rafael.
En ese momento llega el Dr. Ferraiz y les dice: -“Llegó la hora, debemos comenzar con la operación”.
Gabriella le dice al Dr. Ferraiz:-“No importa lo que tengas que hacer, pero salva a mi hija.”
-“Tranquila Gaby lo haré” Respondió el Dr. Ferraiz.
Antes de salir del quirófano Rafael le da un beso a Gabriella y le dice:-“Mi amor... eres mi vida”.
Gaby sonríe con las pocas fuerzas que aún tenía y le dice: “Y tú la mía”.

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